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Mostrando publicacións desta data: marzo, 2020

Las Ruinas del Desierto

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Abril, 20, 2020 Mi nombre es Charles. Soy científico especializado en virología, habiendo estudiado en la Universidad de Kale. Vivo en el mayor búnker creado por la humanidad, localizado en Juneau (Alaska). Éste es mi testimonio: Era el año 2050 y la ONA (Organización de las Naciones Atómicas) había proclamado el estado de alerta mundial por la proliferación de las armas químicas entre la Fuerza Oriental y la Corporación Libre. Los diarios no paraban de sacar noticias desveladoras que acrecentaban el clima de tensión. El mundo se preparaba para una guerra fatal. Para ser más concretos, era un 20 de abril, cuando el General Mayor de la Fuerza Oriental, Tanaka, me envió un mensaje para reunirnos en la Torre Titan del Sáhara Helado. Si. Me encontraba en África, donde antiguamente yacía un desierto ardiente. Era mi única esperanza. El General tenía las respuestas que yo necesitaba. Antes de la reunión recibí dos hologramas en mi PUD provenientes de mi gran amigo Rober...

¿Y quién merece hablar de libertad?

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¿Y quién merece hablar de libertad? ¿Si cada uno busca esa fuga? Un rato libre para fumar, y volver a hablar. Un árbol centenario, por la mitad. ¿Y quién dice ser la tranquilidad? ¿Si viejas de los pueblos viven tranquilas? Esos nervios por buscar, que ya no están. Un rayo de sol en el agua, la flora alumbra. Papel mojado y roto, fina arena de la playa, almacén de nieve y trozos, y muchos trozos de libertad. Racimos de uva gris, rocío de la noche, iluminan el sentir, y sintiendo de noche la libertad, y sintiendo de vida, la natura.

Jackie "La Buena"

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Era nueva en este mundo Y aprendió quizás raro, Eludiendo a vastagos Libreros en su barrio. No era fácil: pandillas Violentas pasando por los bares, Detrozaban semana sí Semana no ricos licores. Y Ella tan astuta se escondió Percatándose y pensando: ¡Pasad de mí, pasad de todo! ¡Pasad de mí, pasad de todo! ¡Pasad sólo de mí, no soy tan importante! -quiero salir- Y entonces ella se levantó, Tocando su cintura desenfundó su revolver. Contraatacaron los ladrones de licores, Su cobertura fue ponerse detrás de la barra. El camarero suspiraba, Sacando la foto de su mujer. Veía al techo como rezando, Volviendo al suelo se encogió. Aquel barman ciego escapó del tiroteo, Mientras pensaba: ¡Pasad de mí, pasad de todo! ¡Pasad de mí, pasad de todo! ¡Pasad sólo de mí, no soy tan importante! -quiero salir- Ella se volvió superviviente, Ladrones muertos y un camarero en la calle. No puedes fugarte llena de sangre P...